Trastorno Alimentario en Adolescentes

Trastorno Alimentario en Adolescentes

'Mi hija de 14 años lleva una temporada, desde la vuelta al colegio, "haciendo el tonto" con la comida. Come poco y aparta mucho, solo quiere comida baja en grasas y productos “light”, pero luego se come una caja de galletas ella sola...Además está malhumorada y se queja continuamente de su cuerpo, sobre todo de las piernas, que se ve gordas, aunque a todos nos parece que esta muy bien de peso y que es una niña monísima. También ha empezado a hacer más ejercicio, principalmente después de la comidas. ¿Debería preocuparme o esto será algo pasajero?, ¿qué actitud debo tomar con ella?'

Por lo que nos cuentas, es importante que tu hija sea valorada cuanto antes por un especialista, ya que describes actitudes, conductas y percepciones características del inicio de un trastorno de alimentación.

Un profesional explorará sus ingestas (qué cantidad y de qué tipo realiza al día), su peso (si ha perdido peso, cuál es el actual y cuál el adecuado a su talla y edad), si realiza “conductas compensatorias” ( vómitos,laxantes, ejercicio desmedido...), si sus menstruaciones han cambiado y desde cuando...Valorará también su estado de ánimo, percepción de sí misma, autoestima, relación con los compañeros... y todos aquellos factores internos y externos que puedan estar influyendo en su comportamiento actual. Todo ello orientará hacia un diagnóstico y tratamiento adecuado.

Lo que parece claro es que tu hija ha decidido perder peso y ha iniciado conductas inadecuadas para lograrlo. Restringe sus ingestas, lo que hace que tenga hambre y cuando ya no puede más, se da un “atracón” de galletas, lo que hace que después se sienta mal y de nuevo vuelva a restringir y a pasar hambre, instaurándose así el círculo vicioso resticción-atracón.

En estos momentos, las consecuencias no son todavía alarmantes, pero existe el riesgo de que estos síntomas se vayan acentuando y la situación se complique cada vez más. Cuanto antes se intervenga para modificar el proceso que ha iniciado mejor.

La actitud más recomendable a los padres es que ambos os sentéis a hablar con ella y le expliquéis vuestra preocupación y las medidas que se van a tomar para ayudarla. Aunque en cada caso el profesional indicará pautas concretas, lo más importante es que mantengáis una actitud firme, sin dramatizaciones y sin ceder a sus intentos de manipulación respecto a la alimentación.

Soledad Cuadrado Moreno
Directora de Global Psicología