Cuando un matrimonio con hijos decide separarse, no sólo se produce una ruptura de la pareja sino también de toda la familia y de su modo de relación habitual (dinámica familiar). Al delicado estado emocional que atraviesa cada uno de los cónyuges se añade la preocupación por cómo decíselo a los niños y cómo organizar de nuevo su vida de manera que éstos sufran lo menos posible.
Aunque parezca que los niños “no se enteran...son muy pequeños...” sí se dan cuenta de que algo extraño está pasando entre sus padres. Por esto es conveniente, cuando se haya decidido la separación, decírselo a los hijos de manera conjunta, explicando que es decisión de ambos, sin acusaciones ni “buenos y malos”. Los niños, sobre todo si son pequeños, necesitan saber que su padre y su madre son “los mejores del mundo”. Es muy importante tranquilizarles y aclararles que no es culpa de ellos, ya que los niños, cuando no acaban de comprender ciertas situaciones, tienden a pensar que es debido a que ellos han hecho algo malo o se han portado mal.
A la hora de organizar de nuevo la rutina diaria debemos intentar que en la vida del niño se alteren el menor número de factores y que mantenga, si es posible, el mismo domicilio, colegio, amigos y horarios.
Si los padres siempre deben hacer un esfuerzo por evitar discusiones y peleas en presencia de los niños, más aún cuando se trata de temas relacionados con los propios hijos, ya que éstos se pueden sentir divididos y utilizados. No se puede obligar a un niño a elegir entre uno u otro porque necesita a ambos padres para su adecuado desarrollo. Saber que puede contar con los dos, aunque viva habitualmente con uno de ellos, le da seguridad y tranquilidad.
No es conveniente que se utilice al niño como intermediario para comunicarse (“dile a tu padre/madre...”), ya que ésta no es su función , ni que se le “interrogue” sobre lo que hace cuando está con el otro, ya que le coloca en lugar confuso e incómodo.
También es importante que recordemos que el niño sigue necesitando límites adecuados y que no debemos sobreprotegerle ni consentirle todo debido a que nos sentimos culpables por hacerle pasar por esta difícil situación.
Soledad Cuadrado Moreno
Psicóloga clínica (M-19045)
Directora de Global Psicología